Siempre que me encuentro por América Latina (y es algo que sucede con frecuencia excepto en nuestra época de pandemia), observo, percibo, escucho, veo, como las personas por allí a nivel privado y a nivel profesional confían en su futuro a pesar que sus realidades, en general, tienen peor cara que las nuestras acá por Europa.
Y me gusta y disfruto de su optimismo. Y ese optimismo y confianza les facilita el traer el futuro al presente. Mi percepción allí es que estoy trabajando y tratando con personas jóvenes que tienen todo por delante.
Sin embargo, por aquí, en Europa con frecuencia me encuentro con jóvenes que parecen viejos pues hablan del pasado, aún sin conocerlo muchas veces, y se agarran a formas de pensar y de hacer que ya no tienen cabida en el hoy y menos en el mañana. Personas que están esperando. ¿El qué? realmente no lo sé. Da la sensación muchas veces que aguardan a que la realidad vuelva a ser como antes. Acordémonos de lo que nos decía Viktor Frankl, “cuando no somos ya capaces de cambiar una situación, se nos plantea el reto de cambiarnos a nosotros mismos”.
Hay que despertar y confiar. La revolución está en marcha. El covid-19 la ha precipitado. El mundo de cada uno se ha ampliado aunque algunos sientan lo contrario. Es momento de abrir más los ojos, de compartir con los de aquí y los de allá, de confiar que entre todos vamos a ir creando un mundo que aún no existe. Un mundo más solidario, más sostenible, más justo y más confiable.
¡Feliz nuevo mundo de 2021!!
José Mª Gasalla
Conferenciante, escritor y animal curioso apasionado